Este paseo saludable te permitirá conocer, de una forma amena y escenificada, la historia de Los Realejos después de la conquista. Al adentrarnos en el Paisaje Natural Protegido de la Rambla de Castro conectaremos con la historia de su antiguo Mayorazgo, teniendo ocasión de recorrer los jardines y de visitar la casa de la hacienda de Castro, el fortín de San Fernando (1808) y el elevador de aguas de Gordejuela (1903), recientemente elegido, por el portal internacional civitatis.com, el edificio en ruinas más bello del mundo.

Este lugar ha sido visitado y admirado por numerosos visitantes y científicos de los siglos XVIII y XIX. Sabino Berthelott, que la visitó en 1825, lo definió como “los jardines de Armida sin necesidad de la mano del hombre”. Para Jules Leclercq, que tuvo la oportunidad de conocerla a finales del Siglo XIX, las palmeras de la Rambla de Castro le hicieron soñar con la célebre Alameda de Río de Janeiro, y sus grutas le trajeron recuerdos clásicos de la isla de Calypso. Jean Mascart, astrónomo del Observatorio de París, que visitó la isla en 1909, la describió como “el Edén que se extiende hasta las olas del mar”.